viernes, 12 de abril de 2013

Lo Que Mi Hermano Me Enseño!


 ¡Qué lindo es tener un hermano pequeño!
Él se convierte en fuente de mi inspiración y ni siquiera lo sabe.
Cuando los razonamientos de un “adulto” se vuelven demasiado complicaditos, resulta interesante acercarse a un niño.

Comienzo por relatar la anécdota:
Estoy llegando a casa un viernes por la noche después de una actividad de la iglesia. Mi hermanito de 3 años me recibe con un propuesta: “Nole, vamo a comprar pita” (traducción: Noe, vamos a comprar pizza?) No se cómo se le implantó esa idea en la cabeza, pero no la abandonó… Preguntó, preguntó, preguntó… insistió en la fuente de dinero (mi mamá en esta ocasión) …y…. lo consiguió.
Fuimos los dos a comprar pizza (hay una rotisería justo frente a mi casa) Hicimos el pedido, él mismo pagó (porque la plata se la dieron a él ¡alguien puede creer eso! Jaja) y volvimos a casa.
En ese momento su cara expresó su confusión: “Y Nole ¿la pita?” “No Nacho, la pizza va a estar lista en 15 minutos, hay que esperar”
Mi hermano es chiquito, pero bastante determinado. Se cruzó de brazos, frunció el rostro: “Quiero pita!”
Muy didácticamente me propuse explicarle la situación: “Nachito, tenemos pizza, pero hay que esperar. E-S-P-E-R-A-R… un ratito… y listo”
No pareció muy convencido, pero alcanzó para que caminara tranquilo a casa.
No había pasado ni un minuto cuando él comenzó a preguntar “¿y la pita? ¿ya está? ¿vamo a buscarla?”
No se cuantas veces lo preguntó… muchas, muchas y montones seguro….
Estábamos con mi mama y nos reíamos de verlo insistir tanto.
Por dentro yo quería callarlo y preguntarle: “Nene, no podes esperar. No entendes lo que significan 15 minutos? (ahora se darán cuenta que no soy muy pedagógica ja,ja)
No lo pregunté… porque sabía que él no entiende la noción de tiempo. Ahí fue cuando una idea me golpeó la cabeza.

Y… NOE… VOS SI SABES LA NOCIÓN DE TIEMPO?

Ammm… ehhhh… ejemmmm…..
Duro golpe a mi supuesto razonamiento superior! Ja,ja
Volvía  mirarlo, mi hermanito continuaba con sus preguntas insistentes.
No importaba si yo decía que faltaban 2 minutos, media hora o 15 días, él insistía de la misma manera.
Entonces… mi primer descubrimiento…
¡El relojito de 24hs en una invención humana que tenemos que aprender!
Bueno, no soy científica, tampoco filosofa, soy una chica que piensa, a veces, jaja
Yo quería que mi hermanito aprendiera “el tiempo”

Pero… ¿qué tiempo? Y… el mismo que me enseñaron a mi… 24hs cada día, 7 días cada semana y 365 días cada año.
Pero él no… Para el un año, un mes, un día una hora y un minuto son lo mismo.
Puede decir mañana y referirse a un tiempo indeterminado…
Puede decir adiós sin sufrir la espera, porque en algún “después” esa persona volverá…
Puede disfrutar de Hoy, Aqui, Ahora porque no hay una agenda en su cabeza…
Puede ir a dormir tranquilo porque no es necesario hacer planes para otro momento…

Entonces… Por qué insistirle en que aprenda “el tiempo”?
Un tiempo que no es EL TIEMPO sino un tiempo que nosotros los humanos nos inventamos para intentar explicar lo que vivimos en una estructura lógica.
Pero, ¿puede nuestro calendario abarcar las nociones de principio y fin del tiempo?
No, porque el tiempo no es nuestro, el tiempo es de Dios, el tiempo está en Dios.
Él es… principio y  fin… Él es eternidad… Él es hoy, ayer y mañana en un mismo momento…
Para Dios un día son como mil años, mil años son como un día…
Y fue Dios quien puso en el hombre el sentido del tiempo, aunque nunca lleguemos a comprender la obra que él realiza de principio a fin (Eclesiastés 3:11)

Quizás los niños no estén tan errados, no es tan malo que no conozcan un simple y patético reloj.
Quizás deberían ellos enseñarnos a entender los tiempos de Dios…
Sí, todos sabemos que los tiempos de Dios son diferentes a los nuestros…

Ahora, pienso en otra idea… La imagen de cómo me ve Dios renegando con mi tiempo!
“Dios ¿Por qué no me sale esto o aquello? ¿y lo que te pedí? (otra versión de ¿y la pita? Ja,ja) ¿ya está?” Y puedo imaginar a Dios sonriendo, buscando la manera de explicar su lógica eterna en mi pequeña mente estructurada.
“A ver Noe, ya escuché tu oración, ya tengo listo lo que me pediste, pero tenés que esperar un tiempo, mi tiempo, solo un poco, mis quince minutos”
“Si Noe, esperar… E-S-P-E-R-A-R…”

Aun lo veo sonreir, debe hacerlo cada vez que escucha mir oraciones
Muchas, muchas y montones de oraciones… durante sus quince minutos….
El también debe sonreír viéndome de brazo cruzados, con el rostro fruncido porque no entiendo lo que él está tratando de decirme…
Otra vez me encuentro con una verdad que hace mucho aprendí…
Dios nos habla muchas veces y de muchas maneras!
Incluyendo las noches de pizza con mi hermanito…
Y… Así como Nacho tuvo lo que pidió después de “un tiempito”, asi también  puedo saber que Dios dará mi petición después de su tiempito.
Si que Dios habla, si que él sabe cómo hacerlo…

Gracias Dios!
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