Que
alguien por favor me diga que no soy la única que le pasó que estuvo
todo un día con el cierre del pantalón bajo, o con un moco en medio de
la nariz o un perejil en el diente.
Lo peor de
todo es que si no te cruzaste con algún buen ciudadano o algún amigo de
Fierro que te avise, probablemente estuviste así gran parte del día.
Hasta que llegaste al baño de tu casa, te miraste en el espejo y ahí de
repente ¡PUM! Te das cuenta de que estuviste dando vergüenza ajena todo
el día. De repente en tu mente empezas a hacer un repaso mental de todas
las personas a las que te cruzaste, lugares en donde estuviste, etc,
etc. Jaja Creo que es algo que nos pasa a todos. Imagínate que sufrís de
memoria a corto plazo y antes de salir te das cuenta del moco, el
perejil y el cierre bajo pero de repente te olvidas y salís así nomas.
Un bajon! jaja
En Santiago 1:23-24 (NVI) dice:
“El
que escucha la palabra, pero no la pone en práctica es como el que se
mira el rostro en un espejo y, después de mirarse, se va y se olvida en
seguida de cómo es.”
Tomalo así, leer la Biblia es
como vernos a nosotros mismos en un ESPEJO, este nos muestra que cosas
van bien y en que otras estamos medios flojos.
Podemos
escuchar mil predicas, leer cientos de pasajes biblicos, pero si lo que
sabemos que tenemos que cambiar no lo cambiamos algo no funciona. Te
desafío a que hoy nos hagamos un examen interior y pensemos:
¿Cómo
están siendo mis actitudes? ¿Como esta mi relación con papá? ¿Estoy
reflejando a Jesús? ¿O soy como esas personas que salen a la calle con
un perejil en el diente y un moco en la nariz pero en vez de arreglarlo
siguen igual?
Sabes que no estás sólo en esto,
tenes a Jesús de tu lado y una familia castillera dispuesta a levantarte
las veces que sean necesarias. Porque sabemos que no somos perfectos,
nosotros también fallamos, pero es tiempo de activarnos y poner en
práctica todo lo que conocemos de Jesús.
¡Anímate a mirarte en el espejo hoy!
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