jueves, 9 de agosto de 2018

#NoesLey



#NoesLey

Paso algo histórico, épico en nuestra amada Argentina. Fue increíble poder ver miles de personas que se animaron a levantar su voz a favor de la vida. No se dejaron intimidar por la presión de diferentes posturas e ideologías, sino que se mantuvieron firmes en sus convicciones y valores.
Pero nuestro desafío en este tiempo se duplica, debemos continuar siendo luz, ayudando y alcanzando con amor a esta generación. Depende de nosotros que este gigante celeste pueda encontrarse unido y de pie. Es nuestra tarea, vos y yo, juntos!
Vivimos en una época con algunas características distintivas como lo son: el relativismo y el pluralismo. Y vos te preguntas ¿Qué es esto? En sencillas palabras podríamos definirlo como:
Relativismo: es una corriente filosófica que califica la moral de una acción como buena o mala, dependiendo de cada cultura, de cada grupo, o bien de cada persona.
Pluralismo: significa que todas las culturas merecen igual respeto, todas las ideas, ideologías, religiones, posturas filosóficas, convicciones morales, modas, etc. Todas deben y pueden convivir juntas, con igual rango de autenticidad.
Esto provoca que no se reconozca la existencia de una verdad sino que todas “las verdades” son válidas juntamente, si le sirven a alguien. Es decir: yo creo esto, y vos podés creer aquello, y si a vos te hace bien, entonces está bien. Mi verdad y tu verdad son igualmente aceptables.
Evidentemente, esto lleva al caos total, aunque pareciera que ser “moderno, civilizado, educado, inteligente” inclinara a pensar de esta manera: si todas “las verdades” son igualmente válidas: ¿Quién tiene razón? ¿Todos podemos tener razón? ¿Por cuál ley nos regiríamos? ¿Con qué parámetros aceptaríamos algunas cosas y desecharíamos otras?
Como vemos, el panorama así planteado es peligroso. El mundo, con discursos de superación y respeto aparente, declara el pluralismo como una virtud. Y nosotros como Iglesia, no podemos acomodarnos a este sentir y aceptar cualquier cosa a fin de no ser etiquetados de antiguos y retrógrados.
La Biblia dice, sin dar vueltas, que sólo hay una verdad y que es Jesucristo. Él es la verdad, y conocer esta verdad nos hace libres. No es conocer todas las verdades y quedarnos con la que más nos conviene, o hacernos una nueva si queremos y nos hace bien. Sino que conocer a Jesucristo esto nos libera.
Y la Iglesia, nosotros y cada uno, somos los que llevamos esta verdad.
Filipenses 1:27 (DHH) dice: “Solamente esto: procuren que su manera de vivir esté de acuerdo con el evangelio de Cristo. Así, lo mismo si voy a verlos que si no voy, quiero recibir noticias de que ustedes siguen firmes y muy unidos, luchando todos juntos por la fe del evangelio.”
Todos juntos, declarando una verdad única: ¡DIOS ES VIDA!
No debemos olvidar que nuestra lucha no es en contra de las personas, no es discutiendo, ni agrediendo a nadie. Nuestra manera de actuar siempre tiene que estar basado en el amor y en la gracia. Sigamos caminando y avanzando para mostrar que Jesús es vida y que la muerte nunca será la solución.
By: Naty Arraigada

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