Tiempo de calidad
Este fin de semana me contaron una historia que me llamó la atención y se las quería compartir.
Cuenta
la historia que había un rey con muchos hijos. Los mismos eran de todas
las edades, algunos ya tenían familia, y otros solo se preocupaban por
ir a la secundaria, facultad, etc. La tradición familiar decía que el
rey los invitaba a comer todos los días. Todos los días de la semana a
la misma hora el rey disponía de su castillo para que sus hijos vayan a
comer junto a él.
Un día el hijo más sabio le dijo,
¿porque haces esto papá? Vos sos una persona muy importante, y no te
podemos andar molestando todos los días, aparte solo venimos a comer y
nos vamos. Mejor danos la comida y te venimos a ver una vez por semana.
Así te dejamos un poco más tranquilo y te encargas de los asuntos del
reino.
A lo que el rey responde: Hijo, si acepto tu
propuesta, no voy a poder verte cara a cara todos los días, los asuntos
del rey pueden esperar.
Después de escuchar esta
historia me quede pensando un momento y recordé que muchas veces dejé a
Dios en la sala de espera, digo esto porque papá siempre nos está
esperando y somos nosotros quienes estamos ocupados.
Generalmente
estaba todo el día ocupado en el colegio o laburando y le dejaba lo
último de mi tiempo a Dios. Muchas veces me sentí culpable y otras me
causo desinterés, hasta que pude comprender que Dios no me juzgaba ni
señalaba, no era Él quien que no tenía tiempo para mí, sino que era yo.
Pude
entender que la clave estaba en la intimidad, que a medida que pasaba
tiempo con Dios sin darme cuenta me iba enamorando cada día más de Él,
este es un versículo que me ayudo a comprenderlo aún más.
“Pero
tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora
a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace
en secreto, te recompensara”
Mateo 6:6 (NVI)
Dios más que nadie anhela una relación de padre e hijos, Él es el que siempre te esta esperando
Nunca
es tarde para volver a sentarte en la mesa con papá, no es casualidad
que justo hoy jueves, viernes o el día que sea, estés leyendo esto, papá
te está esperando. No te sientas culpable, no tengas vergüenza, no
esperes a tocar fondo para volver a sus brazos. Sinceramente es
imposible saber cómo está la persona del otro lado de la pantalla, osea
vos, si vos que estás leyendo esto.
No te desafío a
que pases una hora en la iglesia o en el templo, solo a que hoy tengas
10 o 15 minutos vos y Él, que tengan un tiempo de calidad. Encerrate en
tu habitación, en el baño o ponete auriculares y simula que vas
conversando con alguien, no sé, pero hoy te dejo ese desafío, tené ese
momento para enamorarte de Él, tene ese tiempo de calidad.
Dios te está esperando con los brazos abiertos, nunca es tarde para volver a intentarlo.
By Lucas Viñes
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