miércoles, 26 de junio de 2013

El milagro de la CRUZ

El milagro de la CRUZ

Siempre pensé por qué la vida, siempre me intrigó la idea de estar en la tierra sin saber qué, o por qué. Muchas veces uno tiene la idea de “elegido” o de “especial”, tal vez sea por el simple hecho que necesitamos sentirnos importantes o únicos. Cuando vemos la soledad tan apegada a nuestra vida nos asustamos, y tratamos de huir. Cuando creemos que nadie nos presta atención, perdemos todo sentido de la vida, y a pesar de lo que Dios nos dijo, en algún momento, pensamos que todo se terminó, que nada vale la pena.
Es este mismo tema el que me hizo pensar en la realidad de un CRISTIANO en la vida, las relaciones, los pensamientos y aún en la “esfera” espiritual en la que cada uno vivimos.
En mi vida he visto muchos milagros, he escuchado muchos más y, debo ser sincero, unos milagros que escuche, hasta el día de la fecha, no los creo posible, suena a fabula o tal vez a un buen guion de una película de ficción. Pero, he presenciado algunos milagros, y es maravilloso ver a Dios obrar, es asombroso experimentar tal poder, es extremadamente emocionante ver la capacidad de resolver nada más y nada menos que lo imposible.
También, he visto mucha gente pasar por las iglesias que recibieron su milagro físico, económico o hasta emocional pero sin permanecer. Creo que tal vez necesitaban algo más que un “simple” milagro que te soluciona el problema inmediato. Y es justamente ahí donde quiero detenerme, ¿Por qué nada nos satisface? ¿Por qué el milagro que necesitamos no nos hace permanecer en Cristo? Y es en ese momento donde me viene una frase, que solo podía salir de boca de una persona ÚNICA, una frase que cambió la historia de la humanidad, “consumado es”(Juan 19:30), dos palabras simples, pero que encierra todo un plan. 

Un milagro físico, emocional o económico, no nos puede llenar, no nos puede satisfacer, pero la salvación es mucho más que cualquier regalo. Hoy lo veo mucho más claro, hoy entiendo que muchas veces he estado buscando milagros que me solucionan el mal o el problema del momento. Hoy veo más claramente la frase de mi “amigo” tratando de tranquilizarme, tratando de prevenirme, tratando de darme esperanza, garantizándome seguridad que dice “en el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Entiendo mejor a Pablo cuando dijo “y la paz que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”(Filipenses 4:7)
Hoy puedo ver que el milagro que necesito no se basa en las cosas circunstanciales de la vida tales como la salud, el dinero o los sentimientos. Hoy veo que lo que necesito es el milagro que pedía David cuando decía “devuélveme el gozo de mi salvación”(Salmo 51:12). Hoy entiendo que necesito en mi vida un “consumado es”. Hoy creo que todo lo demás es por añadidura.
 Hoy necesito un milagro en mi vida, hoy necesito la salvación, necesito  “el milagro de la cruz”.

By: Edgar Portillo 

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