Jugada Peligrosa!

Jugada Peligrosa!

Cuenta la historia que el Rey estaba paseando por el terrado de su palacio y, de repente, vio a una mujer hermosa bañándose. Pero, no sólo quedó en la mirada el tema, sino que la mandó a llamar, y este Rey se acostó con ella ignorando la posibilidad de que ella esperaría un hijo suyo. Y (para resumir un poco la historia) el Rey encubre su grave error  tendiéndole una trampa al marido de esta mujer, fiel servidor del Rey,  para que lo mataran en la guerra  y así tomar a Betsabé por su mujer… Si! estamos hablando de David! (2 Samuel 11)

 Cómo fue que paso todo esto? David, Rey de Israel, en ese entonces, después de todo lo superado, tantas batallas ganadas, conquistas y demás, cómo puede haberse equivocado en esto!

Creo que David fue parte de una “Jugada Peligrosa”. Caminando por su terrado  ve una mujer y no esquiva su mirada, sino que la manda a llamar. Qué pasó en la mente de David en el momento que ve a esta mujer? Pero, peor aún, qué estaba pensando cuando decide mandarla a llamar! y una cosa desencadena a la otra hasta que llegamos al triste final…

La Jugada Peligrosa no indica que perdimos el partido, pero puede terminar en gol, no es un full pero puede llegar a serlo, dejándote fuera de juego. La Jugada Peligrosa está antes del pecado, aún antes de la tentación. La Jugada Peligrosa es ir al cumpleaños de 15 en lugar de ir a la reunión, hacer “zapping” en la televisión después de 12, juntarte con ese chico/a solos, pasar mucho tiempo con malas amistades… etc.…etc., cada uno de nosotros sabe cuáles son nuestras Jugadas Peligrosas.

 No es pecado, pero le abre la puerta. No es tentación, pero dentro de ella hay grandes posibilidades de ser tentado…

Por lo tanto evítalas! no juegues a buscar la tentación, ni la llames tampoco! No pretendas encontrar la línea que separa el pecado de la santidad. Qué necesidad hay de andar en el límite?  a punto de caer?  si podemos caminar por el centro de la voluntad de Dios y disfrutar de los desafíos  que Él tiene para nosotros!

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” (1 Juan 2:6)

by: Lucas Marin