viernes, 10 de julio de 2015

Dios dijo, Dios HACE!



Isaias 55: 9- 11

    Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!
    Así como la lluvia  y la nieve  descienden  del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que de semilla al que siembra y pan al que come,
     Así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mi vacía,
Sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos.


     Al menos cuatro días por semana oramos juntos con el staff de Castillo. Hay veces en las que podemos sentir que nuestros devocionales se vuelven rutina. Hay días que sentimos el “Fire” y otros en los que pareciera solo humo. Muchas veces sentimos que su presencia es tan tangible. Pero no siempre es así, hay días en los que parece que nuestra oración no pasa ni el techo de la oficina.

    Sin embargo no debemos dejar que nuestras emociones nos engañen.

 ¿Prestaste atención a lo que dice en Isaías?

     Las cosas que salen de la boca de Dios no vuelven vacías. Así como la lluvia y la nieve descienden, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacer que den fruto. ¿Alguna vez en tu vida viste mientras llovía una gota que regresara al cielo sin caer en tierra? ¿Acaso alguien vio un copo de nieve volver sin romperse contra el suelo? Claro que no! De igual forma es la palabra de Dios, una vez que salió de su boca. Pum! Esa palabra tiene un propósito. Y ese propósito se cumple.

     Cuando leemos la palabra, cuando oramos la palabra de Dios estamos orando la voluntad de Dios perfecta para salvar, liberar, prosperar, sanar. Recuerda esa palabra no volverá sin cumplir el propósito de Dios.

Por lo tanto, eres tan importante, cada promesa que Dios puso sobre tu vida es tan real. De igual manera cada una de tus oraciones, son tan importantes para nuestro papi celestial. Somos los representantes de papi aquí en la tierra. 

Oremos y estemos seguros de que cada cosa que él dijo se cumple en y a través de nuestras vidas. 






By: Kim Babcock 

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