Viaje a lo profundo de tu ser
Créeme que este
viaje puede ser bastante interesante. Yo que vos me voy bien preparado… Ropa
cómoda, a cara lavada, no llevaría el celu, iría al baño antes de empezar y
tomaría la fiel mochila que está en cada aventura… obvio que en esa mochila
tiene que haber comida de sobra (primero lo primero, ¿no?), un mapa, mucha
agua, y papel y lapicera para anotar todo lo sucedido.
Veo mi ser como
un laberinto interconectado entre todos los caminos, avenidas, pasajes,
alcantarillas; a veces veo un paisaje hermoso, otras veces veo algo
catastrófico… un laberinto del cual no se salir cada vez que entro, tanto que
siempre tengo que ir de la mano de Jesús. Por eso, hoy te invito a viajar hacia
lo profundo de tu ser de la mano de Jesús, porque una vez que entras es
imposible volver intacto si no vas con él.
¿Listo? Bueno,
arranquemos.
Hace muchos años
atrás hubo un chabón/chango/gurí que escribió algo muy sabio:
“Sondéame, oh Dios, conoce mi corazón, pruébame,
penetra mis pensamientos; mira si me conduzco mal y guíame por el camino
eterno.” Salmo 139:23-24
Hay que tener
coraje para decirle eso a Dios, al que te creo y al que te conoce por completo.
Creo que este devo no es para dar respuestas, sino para generar preguntas
dentro de vos y que puedas viajar hacia lo más profundo de vos con Jesús para
poder contestarlas.
¿Qué tanto le estas dejando a Dios que te inspeccione?
Como me gusta preguntar… del 1 al 10, ¿cómo estas con tu familia, con tu
autoestima, con tus amigos, con Dios?
No es un “¿cómo
estás?” que te dice la china cuando vas al súper, es un “¿cómo estás?” con un
café de por medio y sin tener programada otra cosa.
Es necesario
revisar el corazón, las actitudes, los pensamientos; pero en este Salmo, David
se lo pedía a Dios. Y este es el factor que cambia todo.
Si Dios hoy te examina por completo, ¿saldrías
aprobado?
Sé que muchas
veces no hay alguien que te haga esta pregunta, porque a mí también me paso,
pero por años pensé que era responsabilidad de los que estaban arriba mío que
lo hagan… estaba tan equivocada. Es mi responsabilidad dejar que Dios examine,
sondee, revise, pruebe el corazón, la mente, los pensamientos y que me guíe
hacia al camino eterno.
En el caso de
que sepas que no estás bien, que hay cosas que se están filtrando, ¡hay gracia
de Dios para tu vida! ¿Qué es la gracia? Es un acto de amor que nadie merece
que Dios tiene hacia los que se le acercan. ¡Basta de culpa! En Dios tenemos
libertad.
Mi desafío para
hoy, en este día frió en la mayoría de las ciudades, es que tomes un café con
Dios, un mate, un yerbeado, lo que sea… pero que posta le dejes entrar e
inspeccionarte. Anota que es lo necesario cambiar, que actitud estuvo bien pero
hay que mejorar, cómo es que están tus motivaciones y pregúntale si estás por
el camino correcto. Nuestro Dios no es un dios de madera, de piedra, de
plástico, sino que es un Dios que tiene boca y voz, y Él habla y responde.
Pedile que te de paz y te haga sentirla en el camino que te está guiando.
Hoy es un muy
buen día para que Él y vos den un paseo hasta lo profundo de tu ser.
¡Estoy segura
que vas a tener respuesta!
by: Camila Pichulman
No hay comentarios:
Publicar un comentario