jueves, 9 de marzo de 2017

La mugre de mi perro...

                                                            




                                                         La mugre de mi Perra.




¿Quién tiene una mascota? Creo que más de uno de los que están leyendo.  Yo amo a los animales. Pero hay una situación crítica en mi relación Humana-Perruna: EL momento del baño. CHAN!!! Tengo una perra y el proceso que tengo que hacer para lograr convencerla de que  SU OLOR NOS ESTA MATANDO A TODOS es una lucha. Ni se te ocurra mostrarle el shampoo para perros o un peine, porque NO ES SONSA, los ve y  sale a esconderse. Ella tiene un escondite especial para huir de mí: SU CUEVITA, que por cierto, también está llena de suciedad.  Cada vez que  termino de bañarla a la muy loca no se le ocurre mejor idea que ¡meterse a  jugar con la mugre ahí adentro!

Un día me cansé y se me ocurrió limpiar su “cuevita” antes de bañarla (¿Porque no se me había ocurrido antes? jaja). ¿¡Que no salió de ahí!? Es la pregunta: Medias, juguetes de mi hermano, huesos de la edad del caldo… Y lo que se te pueda ocurrir (posta).

Algo así les paso a mis amigos los fariseos en la época de Jesús. Vos dirás - KEEE? Si, leíste bien. Un día Jesús hizo una juntada con sus amigos, y como siempre hay un colado en la fiesta, ese que solo viene por la comida. En este caso los fariseos eran de esos invitados que solo venían para criticar. Te cuento que antes era una costumbre muy muy muy importante para los judíos el “lavarse las manos” antes de comer. Era mucho más que para mantener la higiene, era una tradición creada por ellos. Si vos no te lavabas las manos era como caer a un casamiento en ojotas, con lentes de sol y con olor a pata. SUPER DESUBICADO. Bueno, ahí estaban Jesús  y sus seguidores. De repente se sientan a la mesa, ven la picada y tranka le entran al morfi y… ¡¡sin lavarse las manos!! ¿Para qué? No paso ni medio segundo que salta un fariseo y le dice:
 -¿Por qué tus discípulos no siguen las costumbres que desde hace mucho han practicado nuestros antepasados? ¿Por qué comen sin haberse lavado las manos?


Jesús les respondió:
-¡Ustedes son unos hipócritas! Dios tenía razón cuando dijo por medio del profeta Isaías este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí.  (Marcos 7:5-6 TLA)
Acá Jesús les tiro la posta, no solamente a los fariseos sino a todos los que estaban ahí. Muchachos a lo que a mi papa le importa es lo que contamina el corazón. Ósea… Los fariseos la estaban pifiando mal en lo que creían importante.

Y ¿sabes qué? Creo que por mucho tiempo  tenemos esas “cuevas contaminadas” en nuestros corazones, así como las tenía mi perra.  

Porque dentro del corazón de los hombres salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, la insensatez, la envidia (…) Todas esas maldades salen dentro del corazón y contaminan al hombre.


 A Jesús no le molesta que nos equivoquemos, es más… Él sabe que metemos la pata, sabe lo que te cuesta. Realmente lo que a Jesús le molestaba, y creo que también le dolía, era que intentaban tapar con otras cosas  lo que realmente era importante. “No tengo una relación firme con Dios, miento y trato mal a la gente ¡pero ojo! Me lavo las manos.”


Esta palabra para mí fue un tremendo “TURN DOWN FOR WATH” y alto palazo para mi vida. Porque a pesar de que mil y un veces me arrepintiera por lo mismo, no faltara a un culto, saliera y me sintiera “Limpia de mis pecados” pasaba un tiempo y volvía a estar mugrienta con lo mismo. ¿Por qué? Porque no estaba teniendo un enfoque correcto, como los fariseos.

No era cuantas veces fuera a la iglesia y moquee un altar, era  el amor incomparable de un DIOS  que a pesar de saber lo que era, me amaba. Era su gracia recordándome que Jesús ya había vencido en esa cruz. Era yo reconociendo que necesitaba que el limpiara mi mente y mi corazón, esa cueva toda mugrienta muy dentro mío llena de dolor. En tanto no nos centremos en lo importante, que es el estado de nuestro corazón, podemos pretender estar limpios por fuera y por un tiempo, pero siempre volver a refugiarnos en esa cueva.  Él quiere y necesita limpiarte, Él es el Mr. Músculo que está queriendo limpiar nuestra cueva. ¡No tengas miedo de acercarte! ¡No seamos vagos para arreglar cuentas con Jesús! Escuche una frase el fin de semana “No huyas de los procesos de Dios”.


En este día de parabólica  no perdamos nuestro tiempo y seamos sinceros con nosotros mismos. Pidámosle al Espíritu Santo que nos muestre que es lo que el necesita limpiar en nosotros. No tengas miedo de lo que Jesús puede encontrar ahí adentro, de todos modos Él  ya lo sabía.




By: Malena Godoy



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