¡¡¡Llame
ya!!!
Estoy seguro que alguna vez te quedaste por la
noche colgado mirando las propagandas de llame ya! Ofreciéndote algo
fabulosamente trucho como para adelgazar en un par de días.
O alguna máquina de ejercicios lo
suficientemente inútil como para que quien la compre solo la termine usando
para colgar la ropa… jajaja.
El gran premio era que si “llamabas ya” te
llevabas de regalo otro igual, u otro mejor, te lo enviaban gratis a tu casa, ¡con
la cena lista y todo! Vos corrías al
teléfono instantáneamente porque aparentemente era lo mejor que podía suceder.
Una vez leyendo la Biblia de trasnoche me topé
con una de estas publicidades de LLAME YA
Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a
Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras
oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido.
En 1 Juan
5:14-15 (NVI)
Otra versión
dice así…
Confiamos en Dios, pues sabemos que él nos oye,
si le pedimos algo que a él le agrada. Y así como sabemos que él oye nuestras oraciones, también
sabemos que ya nos ha dado lo que le hemos pedido. (TLA)
Qué loco que cuando le hablamos a papá tenemos
la seguridad de que ¡Él nos está escuchando!
O sea que jamás te va a clavar el visto ;)
¡Y si le pedimos algo que a papá le agrada
sabemos que ya lo tenemos!
Resumámoslo así…
Llamamos, hablamos con
Él, Él nos oye y ¡plum! ¡Nos lo da!
Recuerdo una vez en la
que había estado todo el finde capacitando, el lunes rendía el último parcial
de una materia que venía promocionando. Estudie toda la noche de viaje en el
bondi (obviamente ese tiempo no era suficiente). Llegué a casa faltando 3hs
para rendir, estaba bastante frustrado porque iba a perder la promoción. Entonces le dije a Dios: “Che… vos ya sabes
que temas me van a tomar, ¿no me tiras un centro así no desapruebo? ¿qué me van
a tomar? (Un poco más en modo oración pero al fin y al cabo le dije eso, jaja).
Recuerdo haber anotado 3 temas en orden. Los preparé en ese poco tiempo que me
quedaba. Llegué, agarre el examen y me tomaban exactamente los mismos 3 temas
hasta en el orden que los había preparado. ¡¡¡Me saqué 10!!!
Descubrí que hablando con
Dios la vida es más fácil, más sencilla, hay que “llamar ya” a cada momento y
obedecerle en lo que papá diga.
En este día de parabólica
no cuelgues, vamos a charlar un buen rato con papá. De esas charlas sinceras,
con confianza. De esos momentos en los que el mundo se vuelve él y él es la
única prioridad.
by: Lucas Marin
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