¿Por qué tengo que sufrir?
Cuando mamá murió, no veía la hora de irme con ella.
Que Jesús
me llevara. Fue el dolor más espantoso de mi vida. Conocí lo que
era
vivir sumida en oscuridad. El morir por dentro todos los días
engañada por la
culpa, el miedo, la pena y la desesperación. No me
imaginaba un mundo sin ella,
sin la única persona que había creído
completamente en mí. Tenía 2 caminos por
elegir, uno consistía en
seguir enojada con Dios y que mi naturaleza humana me
guiara.
Ese era el camino más largo, ya que al fin y al cabo terminaría en
los
brazos de mi papá celestial. O el otro camino, el que realmente
tomé, Jesús.
Cuando deje que la oscuridad se desvaneciera, cuando
pude hablar de todo el
odio que me consumía y cuando a duras
penas, perdoné; fue cuando saboreé los
primeros toques de libertad.
La luz poco a poco llenaba mi vida. Conocí el amor
de Dios, el
perfecto y verdadero amor, a pesar de todos mis años de cristiana.
Comprobé
lo que dice Job 42:5 "De oídas te había oído más ahora
mis ojos te ven"
A pesar de extrañarla, la alegría abundaba en mi vida.
Y cuando
pensaba que estaba totalmente sana, Jesús me mostraba lugares que
ni
yo sabía que existían y entraba con su poder. ¡¡Jesús me liberó
del temor a seguir sufriendo!! Y ahora puedo
asegurar, que soy
una chica con muchos más sueños y esperanzas. Sé que pase lo
que
pase Jesús va a estar conmigo. Que camino acompañada del papá
más amoroso,
que yo podría haber imaginado.
Testimonio de Mailena, Castillera de Córdoba.
"Honramos en gran
manera a quienes resisten con firmeza en tiempo de dolor. Por ejemplo, han oído
hablar de Job, un hombre de gran perseverancia. Pueden ver cómo al final el
Señor fue bueno con él, porque el Señor está lleno de ternura y misericordia." Santiago 5:11
Quizás estés pasando un
proceso doloroso, algunas veces difícil de
entender y superar, piensas que Dios
está ausente y ajeno a la
situación, que el sufrimiento vino para quedarse y no
irse nunca
más. Pero quiero que sepas que eso no es el final del camino, no es
el final que Dios quiere para nosotros, sino que es parte del
proceso y que la
mejor decisión que podemos tomar es aprender a
confiar en Dios, a escuchar solo
su voz, a perseverar en su
Palabra, sus promesas y tener siempre la seguridad
que Él nunca nos va a
fallar. Simplemente es necesario entregarle a Jesús el
control de todo y confiar que su voluntad es lo mejor para nuestras vidas.
Te regalo esta promesa “TU
GUARDARÁS EN COMPLETA PAZ A AQUEL CUYO PENSAMIENTO EN TI PERSEVERA; PORQUE EN
TI HA CONFIADO” Isaías 26:3
Jesús es nuestra paz eterna.
Nuestro lugar seguro en todo momento
¡¡confiemos en El!!
By; Natalia Arraigada- Mailena Cabrera
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