No me quiero
morir
pero
ya no hay
razones para seguir viviendo.
-Hola. ¿Cómo estás?
-Bien, estoy
bien. Vos?
-Yo también estoy bien. Gracias.
Esta es la típica pregunta y respuesta que hacemos a
cualquiera que nos encontramos y vemos pasar. Pero realmente, prestando
atención a la pregunta y siendo lo más sincero posible: ¿Cómo estás?¿Cómo te
sentís?
Muchas veces respondemos por costumbre y
automáticamente de que estamos bien, pero quizás por dentro nos sentimos solos, sin el apoyo de los que
creíamos que estaban más cerca, o pasando un momento difícil en la familia, o
estamos tristes por alguna situación, o cansados de vivir siempre lo mismo y no
ver cambios. Podría seguir con una lista de cosas que todos en algún momento
pasamos y son las que nos desaniman, desgastan y sobre todo nos hace perder un
poco la esperanza.
En San
Juan 16:33 Jesús nos dijo: “Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan
paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque
yo he vencido al mundo.” Jesús más que
nadie sabía y sabe por todo lo que pasamos, pero nos dice que estemos bien, con
ánimo, porque el ya venció por nosotros y tenemos una nueva vida con El.
Pero nos
pasa que muchas veces las situaciones nos sobrepasan y comenzamos a vivir con mentiras
acerca de que esta es la vida que me toco pasar y nunca voy a poder salir de
eso.
La
pregunta es: ¿Cómo puedo enfrentar el desánimo, la frustración, el cansancio?
¿Qué puedo hacer para seguir a pesar de todo lo que me rodea y está en contra?
Hay un
versículo que a mi personalmente me dio la clave para salir adelante y con el
que Dios me enseño muchas cosas en este tiempo.
2
Timoteo 1:7 (RVC) dice: “Porque no nos ha
dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
1)
Primero tenemos que entender que Dios nos hace ser valientes y no
cobardes. Cuando dejamos que el espíritu de cobardía nos gane, no tenemos
determinación, baja autoestima, falta de valor para tomar decisiones, no sabes
para dónde ir, te destruye todo el potencial personal que tenes.
Valiente no
es que no siente miedo, sino el que conquista sus miedos y los vence.
2)
Vos tenes poder. Cuando decidiste ser hijo de Dios, en tu ADN hay sangre
poderosa. Imagínate como una persona dinamita. La dinamita es altamente
potente, muy peligrosa. A temperatura ambiente no tiene efecto, pero cuando se
acerca al fuego y se prende la mecha, puuuummm explota todo! Nuestra vida
espiritual funciona muy parecido, cuando cada vez más conoces a Jesús, pasas
tiempo en la oración, lees la Biblia, avivas tu fuego y potencias todo lo que
Dios ya puso en tu corazón.
3)
También Dios te dio su amor. Ese amor incomparable, que todo lo dio sin
reservas. Cuando no entendemos el amor de Dios nos cuesta entender quiénes
somos realmente. Si te cuesta entender
ese amor, tomate un tiempo para experimentarlo.
4)
Y por último te dio dominio propio. Tu motivación no puede estar en las situaciones externas, ni siquiera en
tu propia personalidad, carisma o habilidades. Nuestro desafío es aprender a
enfocar nuestros ojos en Jesús y nuestra mente en lo que Él dice de nosotros. La
próxima vez que sientas que te acaba el entusiasmo, que las cosas no salen bien,
o cuando nadie te agradece, no dejes que nada te derrumbe sino recuerda que
tenes PODER, AMOR Y DOMINIO PROPIO.
NO TE CANSES ANTES DE EMPEZAR..
NO TE FRUSTRES ANTES DE TOMAR DECISIONES..
NO TE QUEDES CON EL MIEDO O LOS TEMORES DE LO QUE VA A
PASAR..
NO TE CONFUNDAS DE CAMINO: EN JESUS ENCONTRAS MUCHAS
RAZONES PARA SEGUIR VIVIENDO.
El año viene intenso pero no te olvides de disfrutar,
confiar y caminar en fe!
By: Nati
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