EL QUE SABE…SABE
“Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios…” (Génesis 45:8)
Un momento, espera, detengámonos aquí un instante, ¿Es José
quién les está diciendo a sus hermanos a la cara que no fueron ellos quienes lo
enviaron a Egipto sino Dios?
En fin, creo que si yo
hubiera presenciado la situación le habría estado gritando de atrás “pero José
si fueron ellos!!! Fueron ellos!!!”
Quien decía estás palabras en Génesis 45.8 era el encargado
de la economía a nivel mundial, y a quienes se lo decía era a aquellos que lo
habían vendido sólo por celos y envidia. Los hermanos de José eran los
causantes de que él soportara toda clase de injusticias, incluso la prisión.
Quienes venían ahora, rogando por alimento, eran los mismos que no habían tenido
piedad de él.
José no aguantó más, se lo tenía que decir, tenía que revelar
su verdadera identidad, tenía que decirles que era a su hermano a quien le
rogaban por comida… Al fin, se larga a llorar a gritos y lo confiesa todo: “soy José! vive aún mi padre?” (Génesis
45:3).
Ellos se turban, no comprenden lo que pasa, él les dice “acérquense soy vuestro hermano, el que
vendisteis para Egipto” (Genesis 45:4)
La situación se pone
tensa, imagino la incertidumbre en el corazón de sus hermanos, el miedo… Se
genera un diálogo con aire de discurso en el que José les dice “no se pongan
tristes muchachos, ya está, no les pese haberme vendido acá”. Me asombra esta noble
actitud de José pero es más allá donde quiero ir ahora…
“No me enviasteis acá vosotros, sino Dios”… José está aceptando que
está ahí por la voluntad de Dios, él está aceptando que fue Dios quién lo envió
ahí, cualquiera de nosotros podría decir “claro, José es uno de los hombres más
ricos de la tierra”. En esta ocasión, cualquiera aceptaría que es la voluntad
de Dios, pero no… el aceptar que su realidad actual es la voluntad de Dios, es estar
aceptando que todo lo que tuvo que pasar para llegar ahí fue su voluntad. Fue
despreciado por sus hermanos, vendido, engañado, maltratado, prisionero, todo por su completa y perfecta voluntad.
Enfatizo, cualquiera de nosotros habría supuesto que fue
culpa de sus hermanos, pero no, él acepta que fue la voluntad de Dios y esto
sucede sólo cuando sabemos que estamos parados en el centro de su voluntad. Al
saber que estamos agradando a Dios podemos estar seguros que todo lo que
suceda, TODO, será su voluntad. Aunque no lo entendamos en su momento, aunque
cueste, si estamos parados en el centro de su voluntad tendremos la seguridad
de que todo lo que suceda en nuestras vidas será su voluntad, tan sencillo como
esto, porque Dios es Dios… y él sabe lo que hace.
Quizás hoy estas parado en la parte de prisión, o estas
siendo menospreciado, fuiste engañado o simplemente es un momento de injusticia
el que estás pasando ¿Estás parado en el centro de su voluntad? Tranquilo ya
vendrá el tiempo del reinado, Dios es Dios, y él sabe lo que hace.
by: Lucas Marin
by: Lucas Marin
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