“Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.”
(Mateo 16:25)
Había terminado de compartir una palabra en una iglesia, la cual desafiaba a la congregación a morir por la causa de cristo. Muy segura de que yo sería capaz de morir por Jesús, llegue a mi casa y por la noche se reprodujo un intenso sueño que parecía real: Me encontraba en mi casa junto a mi familia, estábamos todos durmiendo cuando de pronto se escuchó un fuerte ruido en la puerta principal de la casa, de pronto muchos soldados entraron armados y encapuchados, de forma violenta nos levantaron de nuestras habitaciones llevándonos a la cocina atados de manos y arrodillados.
Recuerdo a toda mi familia e incluso yo llorando, gritando y confundidos. Uno de los soldados tomó a uno de mis hermanos más chicos y me preguntó gritando ¿Estas segura que darías tu vida por Jesús? Y un profundo temor, dolor, desesperación me inundó alguna parte de mi quería salvar la vida de mi pequeño hermano pero ¡NO PODÍA NEGAR A JESÚS! Le grite a mi hermano perdón hermanito pero NO PUEDO NEGAR A JESÚS!!!, en ese mismo instante el malvado soldado le disparó en la cabeza. Recuerdo el profundo dolor que sentía, le gritaba a ese soldado que me matará a mi primero, pero solo me ignoraba. En ese momento tomó a mi papá y volvió a preguntarme ¿Estás segura que darías la vida por tu JESÚS? Ya mi corazón no aguantaba tanto dolor, cuando me desperté.
Al despertarme estaba temblando, sudada y llena de lágrimas cuando escuche una dulce voz que me decía ¿Morirías por mí?. Esa pregunta estuvo todo el día en mi mente, y pensaba que fácil es decir “YO MORIRÍA POR JESÚS” o cuando alguien en la iglesia pregunta ¿Quién está dispuesto a morir por Jesús? Y muchos somos los que con toda la emoción gritamos “¡YO LO HARÍA!” pero después de haber experimentado ese sueño tan real me puse a meditar ¿daría mi vida?.
Y pidiéndole a Dios revelación sobre esto me di cuenta que todos los días decido morir, todos los días debo morir. Decidir morir a mi yo y Decidir nacer de nuevo en el espíritu. Ese es nuestro desafío, tomar decisiones las cuales yo muera a mis gustos, a mis propios planes para tener vida. Para que el espíritu tenga más lugar en mí. No pienses que tienes que ser misionero en alguna parte del mundo donde está prohibido predicar o creer en JESÚS, para entregar tu vida sino que Dios te llama a Morir ahora, porque la muerte del cuerpo es tan normal. La muerte nos toca a todos. Pero la muerte a mi yo es una lucha y decisión diaria. ¿A que morirías hoy?
by: Karen Ferreyra.
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