EXPLOSIÓN DE SABOR
Imagina
por un momento tu comida favorita, esa comida que no puede faltar el día de tu
cumpleaños. Puede ser un matambre a la pizza mmm, o ¿Por qué no un asado? O
¿alguna pasta? Seguramente ya te estas imaginando la comida mas rica y deliciosa
del planeta ¿Se te hace agua la boca? jaja.
Siempre la comida es la excusa perfecta reunir a los amigos, familiares
y hasta desconocidos, siempre el
compartir genera un Ambiente amistoso.
Pero
muchas veces necesitamos pasar el hambre, porque no encontramos comida, o
simplemente estamos aburridos y nos
comemos un chicle. Nos hartamos de masticar y hasta nos engañamos de que
estamos comiendo algo pero en realidad no es alimento, solo sirve para
entretenernos por un tiempo y sacarnos caries jaja.
A nuestro cuerpo de nada le sirve tener mucho sabor, mucho gustito o parecer que come inagotablemente si no lo estamos alimentando.
¿Y
Sabes que? Muchas veces nuestra vida cristiana es como comer un chicle. Al
principio es el primer amor, todo tiene gusto y es sabroso en ese momento.
Al pasar el tiempo, algo comienza a fallar, la
emoción ya no es tan fuerte y se vuelve una rutina normal, hasta que finalmente
el sabor ya no está, nos desanimamos, nos cansamos de siempre lo mismo y
terminamos renunciando a todo.
Pero
quiero que sepas algo ¡El chicle no alimenta! Y tanto nuestro espíritu, como
nuestro cuerpo necesitan alimento verdadero y no solo masticar un chicle
emocional.
Mateo
4:4 (NVI) dice: "Escrito está: “No sólo de pan vive el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.”
Esta
es la realidad. Dios quiere ser tu alimento constante y diario en tu intimidad,
en tu mesa. No podemos comer y darnos el lujo de esperar un mes para volver a
comer, nos moriríamos y con nuestro espíritu pasa lo mismo. No podemos vivir de
reuniones poderosas, o eventos multitudinarios tenemos que tener una relación
con Dios diariamente.
Si
no estás teniendo hambre de Dios, es porque quizás estas en una etapa de chicle
y ojo que estas son muy peligrosas, porque es cuando comenzamos a debilitarnos.
Apocalipsis 3:20 (NTV) »¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la
puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.
Simplemente
abre la puerta y disfruta una cena con el mejor amigo que podes tener: ¡JESÚS!
Y deja que todos los días sean una explosión de sabor junto al espíritu santo.
By; Naty Arraigada
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