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Imagínate que estas caminando en
la calle con Dios y de la nada te pregunta: “¿Realmente disfrutas la vida que vivís conmigo? Hijo... ¿Sos feliz?”
Estaba en la plaza con un amigo y
me pareció muy interesante lo que él me dijo: “para llegar a Dios o para ir al cielo, tengo que pagar el precio.” Lo decía en el sentido de que para no arder en
el infierno tengo que vivir la correcta vida que Dios quiere. Su perspectiva de
Dios era como la de un Dios que quiere hacerme infeliz toda mi vida, quiere que
“pague el precio“ para que cuando muera Dios pueda darme la bienvenido
diciéndome: “Muy bien, pagaste el precio.
Podes entrar al cielo. Fuiste infeliz
toda tu vida. Te felicito.”
Mi amigo no es cristiano, por eso
intente explicarle y le contesté lo siguiente: –No chabón… la vida con Jesús vale la pena. El me ama, me ha guardado
siempre, me trae paz en un montón de situaciones confusas y cuando estoy con Él
me siento diferente a las demás personas que no tienen a Jesús.
La verdad es que yo no me
arrepiento de seguir a Jesús, pero había algo que quedo resonando en mi
cerebro. Viaje en el bondi y me quede pensando en lo que me dijo mi amigo. No
niego que estuviera frustrada porque al parecer no logre hacerle entender que Jesús
realmente lo amaba y que la vida con Él no tiene por qué ser una tortura.
¿Sabes qué? Para mi sorpresa
Llegue a la conclusión de que a veces me
encontraba pensando como mi amigo y sin darme cuenta creía que era YO la que pagaba el precio. Eso se estaba convirtiendo
en un peso uno que era demasiado pesado
y se hacía difícil de cargar. Me esfuerzo en NO PECAR, y en ocasiones llegue a
dudar si Dios me sigue amando a pesar de lo que yo no hago.
En mi cabeza apareció la imagen
de un matrimonio y de repente el esposo le pregunta a ella… ¿Disfrutas la vida conmigo?
Siento que Dios me está
preguntando eso hoy.
Por mucho tiempo creí que era yo
la que “pagaba el precio”, como si se tratara de mí y de lo que yo hago. Y me pregunto: ¿CUÁNDO DEJÓ DE TRATARSE DEL PRECIO QUE
JESÚS YA PAGO POR MÍ EN UNA CRUZ HACE 2000 AÑOS? Esto no es una excusa para
mandarme las mil macanas, porque como hijos tenemos una responsabilidad de traer el reino de los cielos a la tierra y
“Conocer a Cristo y hacerlo conocido. “
¿Realmente estamos teniendo una
mirada correcta de Dios? ¿Cuándo fue la última vez que no podíamos salir de
nuestra habitación porque era demasiado perfecto estar en la presencia de papa?
¿Cuándo fue la última vez que reímos con Él? No dejes que una mentira te robe el
gozo de ser el hijo de Dios. ¡Aprovechemos este jueves para disfrutar con papa!
Disfrutemos de ser hijos, y así todo lo que hagamos desde la motivación del
amor tendrá un color distinto… aún en los días grises y nublados.
Así
como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan
en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así
como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su
amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea
completa. Juan
15:9-11 (NVI)
Atte: Jesus
By: Malena Godoy
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