jueves, 8 de junio de 2017

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Imagínate que estas caminando en la calle con Dios y de la nada te pregunta: “¿Realmente disfrutas la vida que vivís conmigo? Hijo... ¿Sos feliz?” 

Estaba en la plaza con un amigo y me pareció muy interesante lo que él me dijo: “para llegar a Dios o para ir al cielo, tengo que pagar el precio.”  Lo decía en el sentido de que para no arder en el infierno tengo que vivir la correcta vida que Dios quiere. Su perspectiva de Dios era como la de un Dios que quiere hacerme infeliz toda mi vida, quiere que “pague el precio“ para que cuando muera Dios pueda darme la bienvenido diciéndome: “Muy bien, pagaste el precio. Podes entrar al cielo. Fuiste infeliz toda tu vida. Te felicito.”

Mi amigo no es cristiano, por eso intente explicarle y le contesté lo siguiente: –No chabón… la vida con Jesús vale la pena. El me ama, me ha guardado siempre, me trae paz en un montón de situaciones confusas y cuando estoy con Él me siento diferente a las demás personas que no tienen a Jesús.
La verdad es que yo no me arrepiento de seguir a Jesús, pero había algo que quedo resonando en mi cerebro. Viaje en el bondi y me quede pensando en lo que me dijo mi amigo. No niego que estuviera frustrada porque al parecer no logre hacerle entender que Jesús realmente lo amaba y que la vida con Él no tiene por qué ser una tortura.


¿Sabes qué? Para mi sorpresa Llegue a la conclusión de que a veces me  encontraba pensando como mi amigo y sin darme cuenta creía que  era  YO la  que pagaba el precio. Eso se estaba convirtiendo en un peso  uno que era demasiado pesado y se hacía difícil de cargar. Me esfuerzo en NO PECAR, y en ocasiones llegue a dudar si Dios me sigue amando a pesar de lo que yo no hago.
En mi cabeza apareció la imagen de un matrimonio y de repente el esposo le pregunta a ella… ¿Disfrutas la vida conmigo?

Siento que Dios me está preguntando eso hoy.

Por mucho tiempo creí que era yo la que “pagaba el precio”, como si se tratara de mí y de lo que yo hago. Y me pregunto: ¿CUÁNDO DEJÓ DE TRATARSE DEL PRECIO QUE JESÚS YA PAGO POR MÍ EN UNA CRUZ HACE 2000 AÑOS? Esto no es una excusa para mandarme las mil macanas, porque como hijos tenemos una responsabilidad de traer el reino de los cielos a la tierra y “Conocer a Cristo y hacerlo conocido. “

¿Realmente estamos teniendo una mirada correcta de Dios? ¿Cuándo fue la última vez que no podíamos salir de nuestra habitación porque era demasiado perfecto estar en la presencia de papa? ¿Cuándo fue la última vez que reímos con Él? No dejes que una mentira te robe el gozo de ser el hijo de Dios. ¡Aprovechemos este jueves para disfrutar con papa! Disfrutemos de ser hijos, y así todo lo que hagamos desde la motivación del amor tendrá un color distinto… aún en los días grises y nublados.


 Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.   Juan 15:9-11 (NVI)                                
 Atte: Jesus


By: Malena Godoy



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