jueves, 22 de junio de 2017

¡Jesús no se pone la gorra!












JESÚS NO SE PONE LA GORRA




                                      ¿No te parece que lo serio todo el tiempo es MUY aburrido?

Días atrás estaba en el tren, un poco cansada, venía con una mochila muy pesada y dos valijas. El tren lleno y yo tratando de ubicarme mientras que nada se me escape de la vista. En una estación tengo la oportunidad de sentarme y tener mis valijas a la mano. Estaba a punto de ponerme los auriculares y una voz aguda me dice: “¿Qué es eso?” mientras señalaba las valijas. Le explico que llegaba de un viaje y entable una conversación con Mateo de 7 años. El volvía del colegio y me mostraba lo que había aprendido hoy. Cuando la charla llegó a su fin grita: “VEO, VEO” a lo que me reí y obviamente le dije “¿QUÉ VES?”. Toda la gente de ese sector se copó y la esquina de ese tren estaba jugando al Veo Veo. Posta que la escena era similar a esas películas con final feliz, jaja. Mateo salvó mi día de ser común y corriente. Podría haber sido indiferente poniéndome los auriculares y no haber hablado nunca con él, pero ese Veo Veo llegó justo a tiempo.

No soy particularmente muy fana de los niños. Digamos que nuestra relación se describe imaginando esta pequeña escena: ME VEN. LOS VEO. LES PREGUNTO COMO SE LLAMAN. SE DAN LA VUELTA Y CORREN A OTROS BRAZOS. Es así, y bueno… uno tiene que aceptar algunas cosas de la vida, jajaja. A pesar de mi falta de empatía con los niños, cada semana estoy aprendiendo algo nuevo de ellos. Son espontáneos, hacen preguntas curiosas (y muy buenas, de esas que no sabes qué responder), creen y hacen todo lo que se les pida, no tienen vergüenza a hablar con desconocidos, no se preocupan ni se complican tanto como nosotros, “los grandes”. Admito que hay veces que me encantaría volver a mis 3 años y ser feliz con una hamaca en la plaza.

Hay veces que me analizo (lo creo necesario) y trato de ser realista con mi vida hoy. Sentimientos, pensamientos, estudios, vida social (familiar y amigos), ministerios, Iglesia, mi relación con Dios… ¡en cada área tengo que madurar tanto! Y en esa búsqueda de “madurez” creemos que tenemos que ser serios, que nuestros sentimientos tienen que ser fríos, que no puedo estar más en la pavada, que si me rio de algo tonto con mis amigos soy un inmaduro, y así en un montón de cosas que se te viene replanteando tu vida.

Vamos creciendo y la vida, quieras o no, se va poniendo más seria porque hay responsabilidades que cumplir. Hay metas que alcanzar, hay objetivos a los cuales quiero y aspiro llegar por lo cual tengo que crecer en áreas de disciplina para mi vida. Uno se va conociendo y sabe lo que le gusta y lo que no le gusta… el tema se convierte cuando mi actitud se amolda a las situaciones que estoy viviendo. Me pasa algo totalmente injusto (sea chico o grande) y me enojo; me pasa algo súper emocionante y la felicidad me dura un tiempo hasta que me acostumbre a tener aquello que tanto anhele.

En todo este entramado de pensamientos, sentimientos, emocional y decisiones que está en nuestra cabeza, me pregunto cómo habrá sido Jesús.

¿Jesús se enojaba? ¿Jesús era serio? ¿Jesús habrá sido “maduro”? ¿Se habrá reído? ¿Les contaba chistes a sus amigos? ¿Qué le daba risa a Jesús? En búsqueda de respuestas para estas preguntas llegaron estas palabras que han sido de mucha ayuda en este tiempo:


“Amas la justicia y odias la maldad. Por eso tu Dios te ha ungido derramando el aceite de alegría sobre ti más que sobre cualquier otro.” HEBREOS 1:9


En este versículo el autor está haciendo una comparación entre los ángeles y Jesús. La última parte capto mi atención. Jesús es ALEGRÍA. Estoy segura que cuando Dios mando a Jesús a la tierra pensó que el sería la definición perfecta de alegría, de gozo, de sentido, de la risa.

No me imagino a Jesús riéndose y que le quiebre la cara, ¡NO! Él era muy alegre, habrá tenido muy buen sentido del humor. Jesús no era aburrido… Él jugaba con niños y se divertía. Y ustedes saben… los niños buscan a alguien con buena onda… si no ni te hablan.

¿A qué es lo que voy con esto? No, no estoy diciendo que seamos inmaduros, que nos crezcamos y que no tomemos responsabilidades total Jesús era alegre… no. Lo que estoy tratando de decir es que a pesar de nuestro contexto, de cómo estamos hoy, de las cosas que un “grande” sigue sin entender, de las obligaciones que tengamos PODEMOS TENER UNA SONRISA EN UNA CARA Y GOZO EN NUESTRO CORAZÓN.

¿Conoces a alguien que tiene a Jesús en su corazón pero su rostro no lo demuestra? ¿Qué se enoja por todo? ¿Qué vive quejándose de todo lo que un grande tiene que hacer? YO SOY LA PRIMERA que encabeza mi lista. Tengo tanto que aprender de aquel hombre llamado Jesús que se enojaba por la religión y no se quejaba de lo que Dios le pedía, que disfrutaba de la compañía de niños y de adultos y era sincero con lo que estaba sintiendo. Si quería confrontar lo hacía, si quería llorar no se ocultaba para hacerlo, si necesitaba enseñar a sus discípulos lo hacía directamente y no daba muchas vueltas.


¡DIOS ESTÁ CONTENTO! ¿Y vos?


Te dejo un versículo para animarte en este día, y que juntos podamos crecer en ser alegres en el medio de nuestra rutina, de las responsabilidades que tengamos, y aún en las situaciones no muy lindas. Jesús no se ponía la gorra, ¡Él sabía alegrarse y estoy segura que quiere hacer de tu día uno DIVERTIDO!



“Estén siempre llenos de alegría en el Señor. Lo repito, ¡alégrense!” FILIPENSES 4:4





By: Camila Pichulman 

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